jueves, 2 de septiembre de 2010

APOSTASIA COLECTIVA

Últimamente se ha visto un marcado crecimiento en el pedido, e inicio del trámite de apostasía a lo largo y ancho del país.

Apostasía, para aquellas personas que no conocen el término, es el trámite que atiende al derecho a pedir que se borre, quite, o anule, su nombre de los registros de la Iglesia Católica. Apostatar es “darse de baja” de dicha institución.

En nuestro país, como en muchos otros países, la Iglesia Católica es, sin duda alguna, la institución religiosa que mayor cantidad de fieles se adjudica y, a la vez, la que demuestra de manera menos clara la representatividad que asegura tener en la sociedad. En estos últimos meses de lucha por el derecho al matrimonio igualitario, como así también por la no discriminación, se han podido escuchar desde los grupos religiosos discursos de brutal violencia –verbal y psicológica-, solo por el hecho de no cumplir con los estandartes necesarios para ser un “buen cristiano”. Título al que la mayoría de nosotros no aspiramos al no pertenecer, o mejor aún, no sentirnos parte a la Iglesia Católica.

Los agravios por parte de estos grupos religiosos no se detuvieron, no se detienen ahí. El día 16 de agosto, al fallecer lamentablemente Néstor Berchot en la celebración de su matrimonio con su compañero de años Adrian García, (artículo precedente) toda la comunidad LGBT nos vimos, nuevamente, insultados, ultrajados y condenados tras el anuncio y proclamación, por parte de estas personas, al afirmar que lo sucedido fue un mensaje “del Señor”.

En los últimos censos realizados en el país puede verse que el 90% de la población argentina dice ser católica, pero solo el 30% se define como practicante; y es que en ese 60% estamos incluidxs todxs aquellxs que no profesamos la fe católica, somos no creyentes y/o no compartimos la decisión tomada por nuestros padres el día que decidieron bautizarnos y darnos una religión.

Al estar incluidos nuestros nombres en los registros de la Iglesia Católica, no solo contribuimos a que se la considere la religión oficial del país (con los consecuentes subsidios económicos que eso conlleva, subsidios que provienen del Estado Argentino), sino que, en un nivel mas personal, avalamos los discursos y accionar de la institución; ya que su poder se centra y nutre en la representatividad, producto del elevado número de fieles que la respaldan. Por ello les hacemos llegar la propuesta de Apostasía Colectiva que, a través de su sitio web www.apostasiacolectiva.org, nos informan sobre todo lo referente al trámite de apostasía; se puede encontrar ahí cartas modelo para apostatar, las direcciones de cada una de las diócesis de nuestro país, se puede también adherir a la campaña Latinoamericana de Apostasía Colectiva y encontrar recursos variados afines.
Después de todo, la Iglesia Católica dentro de poco tendrá que enfrentarse a los grupos a favor de la legalización del aborto; contradiciéndose, una vez mas, en su discurso a través del siguiente pensamiento que lo compartimos a modo de reflexión:
El hecho de que un niño es llevado a ser bautizado sin siquiera saber quién es su Dios, ni lo que es una Iglesia, mucho menos quienes conforman y llevan adelante esa institución (ni hablar de las atrocidades que se han cometido en Su nombre). Entonces, si un niño es bautizado por voluntad y elección de sus padres, ¿no es acaso voluntad de sus padres la decisión del aborto también?

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